Café con sabor a discurso académico.

Parece como si me desvaneciera.
Tu oratoria es la culpable,
Mi identidad la torpe violentada
Que no puede permanecer y flaquea,
Con esos discursos hechos a medida
Que se reparten en las facultades y
que a su vez vienen de otros lados,
de esos en donde la cultura tiene moisés y las ideas editoriales.
allí donde se traza el destino de los que menos preguntan.

Escucho argumentos:
me dicen ser una obrera, luego una marginada.
De pronto un ser trascendente y al instante lo opuesto.
Paso de número a letra; soy punto, luego coma.
Un renglón en blanco.
La coherencia que me define se va desprendiendo, deshojando.

Ahora otra vez vos, que al suavizar la voz vuelves a ser imagen
inclinas la cabeza y con una mueca finalizas.
el silencio llama a la réplica
mientras rodeo con mi dedo el borde de la taza de café
rodeo con mis pensamientos el contorno de mi retórica.
Tal vez pueda encontrar alguna palabra oxidada
de esa literatura vencida que yo también he de haber consumido
y de los pasillos de mi conciencia surge una voz que me dice:
ellos hablan, nosotros reproducimos.



Puede ser que estas palabras aparenten ser eco de un post antiguo, pero en realidad las escribí hace un tiempo y estaban archivadas por ahí. Espero que no me juzguen de repetitiva, en todo caso habré de tener que esforzarme más en la producción de este espacio y por el momento la pereza ha inundado mi pieza.